Abstract:
La aparición y propagación de la resistencia a los antibióticos en bacterias patógenas ha sido un problema creciente para la salud pública mundial en las últimas décadas. Aunque la resistencia bacteriana es un fenómeno evolutivo natural, la presión selectiva ejercida por el uso indiscriminado de antibióticos ha acelerado su ritmo, lo que ha provocado que se expresen, en las bacterias, múltiples mecanismos de resistencia, entre ellos: cambios en las proteínas que conforman la membrana externa de las bacterias, modificaciones del sitio blanco donde actúan los antibióticos, expulsión del antibiótico en forma de bombas de eflujo y la producción de betalactamasas tipo carbapenemasas por patógenos multirresistentes como lo son las enterobacterias y bacterias Gram negativo no fermentadores (Baran et al., 2023). Los carbapenémicos son una clase de antibióticos β-lactámicos con efectos antibacterianos de amplio espectro que actúan inhibiendo la proteína fijadora de penicilina (PBP) para impedir la síntesis de la pared celular bacteriana (Papp-Wallace et al., 2011). Casi el 99,9% de las cepas clínicas de enterobacterias en todo el mundo eran susceptibles a los carbapenémicos antes de 2001 (Zong et al., 2021); sin embargo, el descontrolado uso de este tipo de antibióticos contribuyó a la aparición de las carbapenemasas como un mecanismo de resistencia bacteriana ante estos compuestos. Estas enzimas pertenecen a la categoría de las β-lactamasas tienen la capacidad de hidrolizar penicilinas, cefalosporinas, monobactámicos y carbapenémicos. Las bacterias que producen β-lactamasas pueden causar infecciones graves, y la actividad de las carbapenemasas hace que muchos β-lactámicos sean ineficaces en el tratamiento. La aparición y desarrollo de las carbapenemasas es una amenaza para la salud mundial, ya que inactiva prácticamente al último escalón terapéutico frente a infecciones intrahospitalarias (Queenan y Bush, 2007).