Abstract:
La investigación pretendió establecer la relación que existe entre el deterioro cognitivo y las caídas en personas mayores de 60 años, debido a que éstas últimas suelen ser provocadas por alteraciones fisiológicas, encontrando que el deterioro cognitivo contribuye a la inestabilidad postural. El presente estudio surgió debido a la alta prevalencia de los síndromes geriátricos de deterioro cognitivo y caídas, los cuales representan un 15-20% y un 30 a 50% respectivamente. En la actualidad en Centroamérica hay pocos estudios dedicados a evaluar el riesgo de caídas y aún menos estudios, dedicados a evaluar su relación con el deterioro cognitivo. La investigación se realizó en tres residencias geriátricas; El Asilo San José de Guatemala, en el Módulo de Ancianos de Obras Sociales Vicentinas de Honduras y en la Ciudadela Dr. Julio Ignacio Días Sol de El Salvador. Se diagnosticó el estado cognitivo utilizando la prueba de cribaje Mini Mental State Examination (MMSE) y se evaluó el riesgo de caídas mediante la utilización de la Escala de Tinetti, comparando la relación entre ambos síndromes geriátricos entre las residencias. El presente estudio encontró que las personas mayores en el rango de 90 a 101 años son la que presentan mayor deterioro cognitivo, siendo el género femenino con educación únicamente de nivel primario los de mayor prevalencia, de igual forma, se encontró que los antecedentes de caídas sí predisponen a mayor riesgo de caídas. En El Salvador es el que presenta mayor deterioro cognitivo con 37%, seguido de Guatemala con 34% y por último Honduras con 29% a nivel global; así mismo el riesgo de caídas en Guatemala presenta el mayor porcentaje con 37%, seguido de El salvador con 36% y por último Honduras con un 27%. Se encontró que la correlación entre deterioro cognitivo y riesgo de caídas determinada por medio del análisis estadístico de Pearson en Guatemala y en El Salvador, fue moderada y en Honduras fue débil, confirmando la hipótesis alternativa de la investigación, referente a la existencia de una relación entre estos dos síndromes geriátricos en la población adulta mayor de 60 años institucionalizada en residencias Geriátricas de los tres países.