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El masaje es una de las terapias más antiguas que se conoce. En los últimos años el masaje se ha difundido considerablemente y se ha convertido en un elemento inseparable de tratamientos diversos. Pero a éste se une la estética, en dónde la belleza y la armonía de las formas magníficas, la elasticidad y firmeza propias de la juventud que permiten un cuerpo esbelto, flexible y musculoso, forman un conjunto integral.
El masaje relajante consiste en la realización de maniobras superficiales en las que la intensidad de la presión es suave y el ritmo lento y reiterativo, de manera que al recibir un contacto repetido y constante, se pierde la sensación de dolor y los músculos se relajan. Está indicado en personas con tensión, ansiedad, agotamiento lo que les produce agarrotamiento muscular y endurecimiento de las fibras.
Acompañando las maniobras propias del masaje, se realizan ejercicios de respiración teniendo en cuenta las zonas donde se acumulan las tensiones como son el trapecio, cervicales, sienes, riñones.
El masaje es un excelente medio para devolver a nuestras vidas el relajante poder del tacto que nos estimula y nos gratifica emocionalmente. Debido a la sensibilidad de la piel, el masaje puede mejorar la función de glándulas, órganos y nervios mientras relaja los músculos y proporciona un sentimiento emocional positivo.
El principal objetivo de los masajes es aliviar la tensión y conseguir un estado mental de relajación, priorizando las manipulaciones y los pasos suaves por encima de los movimientos bruscos y fuertes. |
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